Eso nunca se olvida,
cuando te llena,
cuando las horas pasan volando,
y ya no vives en un reloj de arena.
Eso ya no se teme,
cuando no salen vocales,
cuando no tienes olfato,
y temas de conversación, dime; ¿cuáles?
Las raíces de dichos lugares
se perdieron en tierra húmeda
florecieron como amantes
con los pétalos hechos de seda.
Así apareció
pero marcharse no tardó,
dejar la puerta atrás
y no volver jamás.
Anisha Weinstein Weil
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